CAPÍTULO
I INTRODUCCIÓN
1.
Durante el año 2000 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
ha continuado con su tarea de promover y vigilar la observancia de los
derechos humanos en los Estados miembros de la Organización de los Estados
Americanos. Parte de la labor
desarrollada durante este año se encuentra reflejada en el contenido de
este Informe Anual, presentado ante el trigésimo primer período ordinario
de sesiones de la Asamblea General de la Organización. 2.
En esta ocasión, la Comisión desea iniciar su informe haciendo
hincapié en la obligación individual y colectiva de superar la marginación
social, racial o étnica que aqueja a los pueblos del Hemisferio.
Las estimaciones de los organismos internacionales indican que cerca
de 80 millones de personas en América Latina y el Caribe se encuentran por
debajo de la línea de pobreza, por lo que se ven imposibilitadas de
satisfacer sus necesidades diarias de alimentación, vestimenta, vivienda,
agua potable, servicios sanitarios y electricidad.
Asimismo, millones de hombres, mujeres y niños de nuestra región
carecen de acceso equitativo a la educación y la atención de salud, lo
cual afecta sus oportunidades de desarrollo personal y de participación en
todas las esferas de la vida nacional. 3.
Los Estados miembros, tanto en forma individual como mediante la
cooperación mutua, deben implementar medidas positivas destinadas a
garantizar condiciones de vida dignas, igualdad de oportunidades y plena
participación en la toma de decisiones como objetivos básicos del
desarrollo integral de los habitantes y las sociedades del Hemisferio.
En este sentido deben brindar especial protección y estimular el
desarrollo de quienes se encuentran en especial situación de vulnerabilidad,
en particular, a los niños, los discapacitados, las mujeres, los pueblos
indígenas y los trabajadores migratorios y sus familias.
Los Estados miembros deben brindar especial protección a estas
personas o grupos de personas, creando o fortaleciendo los mecanismos
legales e institucionales destinados a combatir la discriminación a la luz
de los parámetros establecidos en el sistema. 4.
Cientos de miles de niños que habitan en la región se ven forzados
a trabajar en condiciones adversas para su derecho al desarrollo humano y la
educación e incluso ven su seguridad personal y su salud directamente
afectados por la violencia y la pobreza extrema.
En muchos casos son víctimas de prácticas ilegales y degradantes
tales como el trabajo esclavo, la explotación sexual o su reclutamiento
como combatientes en contextos de conflicto armado.
Resulta imperativo que los Estados miembros cumplan de manera cabal y
definitiva con el desafío de proteger a la niñez y adoptar acciones
positivas para garantizar la seguridad, la salud y la educación de los niños
que habitan el Continente. 5.
Entre las personas muchas veces afectadas por la discriminación y la
falta de protección legal efectiva de derechos fundamentales tales como la
igualdad personal, la dignidad personal, el trato humano y la libertad, se
cuentan aquéllas con discapacidades físicas o mentales.
La Comisión observa que las personas que padecen discapacidades
mentales se encuentran en una particular situación de vulnerabilidad y,
conforme a los parámetros internacionales reflejados en distintos
instrumentos internacionales, tales como la Convención Interamericana para
la Eliminación de todas las Formas de Discriminación de las Personas con
Discapacidad, los Estados miembros deben asegurar que el tratamiento médico
y social que se les brinde ponga a resguardo su dignidad personal y demás
derechos fundamentales. 6.
El continente americano alberga alrededor de 400 grupos étnicos aborígenes
con cultura, lenguaje, y modo de vida propios, incluyendo desde pequeños
grupos selvícolas hasta sociedades campesinas fuertemente organizadas en
los países andinos. La población
indígena del continente, que asciende a más de 40 millones de personas, es
frecuentemente víctima del empobrecimiento severo y de la violación de sus
derechos humanos fundamentales dentro y fuera de sus comunidades.
Millones de mujeres, hombres y niños indígenas americanos son
actores necesarios para el pleno desarrollo de las identidades y culturas
nacionales y su contribución económica, política y social resulta
indispensable para el pleno funcionamiento de la democracia y el desarrollo
nacional y regional. 7.
El respeto a los derechos individuales y colectivos de los pueblos
indígenas constituye un desafío de particulares dimensiones históricas,
geográficas y sociales: la unidad nacional basada en la consolidación de
la pluriculturalidad y la armonía de nuestras sociedades y el respeto de
formas diversas de organización social, desarrollo, bienestar individual y
colectivo que no resultan necesariamente coincidentes con los sistemas
protegidos por las legislaciones comunes. Este proceso involucra la reparación del despojo de tierras,
territorios y recursos que permita ejercer a los pueblos y comunidades indígenas
el derecho al desarrollo de acuerdo a sus propias tradiciones, necesidades e
intereses. En este sentido,
cabe reiterar el llamado a los Estados miembros para que impulsen la
aprobación de la Declaración Americana sobre Derechos de los Pueblos Indígenas.[1] 8.
Conforme a lo expresado por los Jefes de Estado y Gobierno del
hemisferio en la Segunda Cumbre de las Américas, el tema de los
trabajadores migratorios y sus familias constituye hoy una de las cuestiones
más significativas en la progresiva universalización del sistema de
relaciones internacionales y su tratamiento requiere de un enfoque
multilateral. Al mismo tiempo,
la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran estas personas
debido a las diferencias idiomáticas, raciales y culturales con las que se
encuentran en los Estados en donde desarrollan su trabajo, se cuenta entre
las preocupaciones de la CIDH. La
Comisión considera de fundamental importancia que los Estados miembros
promuevan el respeto y garanticen los derechos fundamentales de los
trabajadores migratorios y sus familias en su legislación doméstica, de
conformidad con estándares internacionales en la materia. 9.
La Comisión continuará evaluando las medidas adoptadas con el fin
de combatir la discriminación y superar la marginación social que aqueja a
los habitantes de la región a la luz, principalmente, de las normas de la
Convención Americana y su Protocolo Adicional en Materia de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, conocido como Protocolo de San Salvador.
Cabe señalar al respecto que este Protocolo faculta a la Comisión
para recibir peticiones sobre presuntas violaciones a los derechos
sindicales previstos en su artículo 8(a), así como al derecho a la educación,
contemplado en su artículo 13. La
Comisión insta a los Estados que aun no lo hayan hecho a sumarse a Brasil,
Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Panamá,
Paraguay, Perú, Suriname y Uruguay, en la ratificación de este instrumento. 10.
A pesar de los avances en materia de celebración de elecciones
libres en casi todos los Estados miembros, el funcionamiento institucional
de parte significativa de los países del Hemisferio continúa siendo presa
de flaquezas que obstaculizan el imperio de la ley, afectan la vigencia de
los derechos fundamentales de los habitantes y generan un clima apto para la
ocurrencia de crisis sociales con impacto político-institucional.
Esta situación continúa postergando el logro de la estabilidad
necesaria para hacer posible un sostenido desarrollo social, económico y
cultural de muchos pueblos de la región. 11.
Los Estados miembros deben mejorar sus esfuerzos para la consolidación
del imperio de la ley y el Estado de Derecho a la luz de los estándares de
nuestro sistema regional, evitando retrocesos que afecten la legitimidad y
la legalidad de las instituciones. Como
en años anteriores, el presente Informe Anual demuestra que numerosos
habitantes del Hemisferio continúan siendo víctimas de violaciones a
derechos fundamentales como la vida, la libertad y la integridad personal
que revelan los abusos de autoridad por parte de las fuerzas de seguridad y
las deficiencias y flaquezas de los poderes judiciales, los agentes del
servicio penitenciario u otros servidores públicos.
En este contexto, la Comisión se encuentra especialmente preocupada
por el incumplimiento de los Estados con la obligación de prevenir o
reparar con justicia las consecuencias de las violaciones cometidas por sus
propios agentes. 12.
En los países de nuestra región donde se producen luchas internas,
se continúan verificando graves violaciones al derecho internacional además
de serios problemas humanitarios tales como los padecidos por los refugiados
y desplazados internos que se ven obligados a abandonar su lugar de
residencia con el fin de evitar situaciones de extrema violencia.
En este último caso, la Comisión desea reiterar que existe la
urgente necesidad de dar pleno cumplimiento al derecho internacional de los
derechos humanos y observar las normas básicas del derecho internacional
humanitario con el fin de evitar cualquier acto que pueda dificultar el
regreso a la paz y la reconciliación nacional.
Asimismo, toda vez que se verifique la comisión de crímenes
internacionales, los Estados miembros deben asegurar la vigencia del
principio de responsabilidad penal individual en el orden internacional y su
complemento, el principio de jurisdicción universal, con el fin de juzgar y
sancionar a los responsables. 13.
La protección y garantía de los derechos fundamentales de los
habitantes del Hemisferio depende de la adopción impostergable de medidas
para mejorar la administración de justicia.
Según surge claramente del contenido del presente Informe Anual, la
impunidad y las violaciones al debido proceso legal continúan afectando
tanto a las víctimas de violaciones a los derechos humanos como a los
ciudadanos acusados de quebrantar la ley. La Comisión continúa preocupada por el retraso y/o
ineficacia en el juzgamiento de violaciones a los derechos humanos que
involucran a agentes del Estado. La
impunidad y la desconfianza en la vigencia del Estado de Derecho que ésta
genera, sigue siendo uno de los desafíos más serios que enfrenta nuestro
Hemisferio. Al mismo tiempo, el
retardo en pronunciarse sobre las causas pendientes, afecta la presunción
de inocencia de cerca del 70% de la población carcelaria la cual, según
continúa documentando la Comisión, permanece hacinada bajo la supervisión
de personal sin la debida capacitación y en ausencia de mecanismos eficaces
de denuncia interna y supervisión externa, en condiciones que ofenden el
derecho al trato humano. 14.
A pesar de los esfuerzos realizados en varios de los Estados miembros,
el funcionamiento de la justicia se ve seriamente afectado por deficiencias
de tipo estructural, tales como presupuesto inadecuado, la imposibilidad de
acceso de las personas de escasos recursos, y el hecho que los defensores
legales designados por el Estado no se encuentran, por lo general, en
condiciones de ejercer sus funciones con eficacia.
En algunos casos, la ausencia de una carrera judicial afecta la
idoneidad y estabilidad de los jueces, lo cual se ve reflejado, por ejemplo,
en su desconocimiento de los estándares internacionales en materia de
derechos humanos. A esto se suma la proliferación de amenazas contra jueces,
fiscales y testigos y la insuficiencia tanto de las medidas de protección
adoptadas por el Estado en respuesta a tales amenazas como de las acciones
emprendidas con el fin de combatir sus orígenes. 15.
Durante el año 2000 han continuado los actos de amedrentamiento,
desapariciones y atentados, en algunos casos fatales, perpetrados contra
personas y organizaciones dedicadas a la defensa de los derechos humanos.
La Comisión debe reiterar su grave preocupación con relación a la
seguridad de las personas dedicadas a la promoción, seguimiento y defensa
legal de los derechos humanos y de las organizaciones a las que muchos de
ellos se encuentran afiliados. Estas
personas e instituciones cumplen un papel crucial tanto en el litigio de
casos vinculados a la vigencia de los derechos humanos como en los procesos
de control de las instituciones democráticas por parte de la sociedad
civil. Los Estados miembros
tienen la obligación de adoptar las medidas necesarias para proteger la
vida, la integridad personal y la libertad de expresión y asociación de
quienes trabajan por el respeto de los derechos fundamentales, conforme al
compromiso colectivo expresado en la Resolución AG/RES. 1671 (XXIX-O/99) de
la Asamblea General de la Organización. 16.
Asimismo, el Informe del Relator Especial para la Libertad de Expresión
de la CIDH señala claramente que los periodistas del Hemisferio continúan
siendo objeto de amenazas y atentados fatales. La ocurrencia de actos de
hostigamiento, persecución y represalia contra la prensa investigativa u
otras personas que ejercen su derecho a la libertad de expresión en los
medios de comunicación, tales como los miembros de los partidos políticos
de oposición, crean una atmósfera en la cual el ejercicio efectivo de este
derecho se ve seriamente disminuido. Lamentablemente, la Comisión continúa recibiendo denuncias
que indican que muchos de estos actos permanecen impunes. La falta de investigación efectiva de los crímenes
cometidos contra periodistas y otros actos que pretenden restringir
indirectamente la libertad de expresión, tiene un efecto amedrentador sobre
los demás profesionales de la información y sobre la ciudadanía en
general, ya que genera temor de expresar criticas contra quienes detentan el
poder o denunciar abusos e ilícitos. 17.
El pleno ejercicio de la libertad de expresión es un elemento
fundamental en el fortalecimiento de la democracia en la región.
La Comisión considera que los Estados miembros deben enfrentar de
manera decidida el desafío de garantizar el total respeto de este derecho
en todas sus formas y, en particular, mediante los medios de prensa.
El derecho a difundir ideas de carácter político por parte de
cualquier ciudadano o referidas a la gestión de gobierno y de interés público
mediante la prensa, merece la especial protección de la justicia y la
derogación de normas que prevean figuras tales como el desacato, a la luz
de los estándares establecidos por los órganos del sistema interamericano.
Tras un amplio proceso de consulta a sectores de la sociedad civil
especializados en la materia, la Comisión aprobó la “Declaración de
Principios sobre Libertad de Expresión”, durante su 108° período de
sesiones. La Declaración,
compuesta por trece principios, fue elaborada por el Relator Especial de la
CIDH sobre Libertad de Expresión, con miras a la protección más efectiva
de este derecho humano fundamental para la consolidación y desarrollo de la
democracia. 18.
A continuación, la Comisión enumera las recomendaciones de carácter
general que considera oportuno formular a los Estados del Hemisferio y
espera que éstas sirvan como instrumento para el cumplimiento con los
objetivos del sistema interamericano de protección: I.
La Comisión llama a los Estados miembros a adoptar
medidas en favor de la vigencia de los derechos sociales económicos y
culturales de los habitantes del hemisferio, en forma individual y colectiva.
Asimismo, insta a los Estados que aun no lo hayan hecho a ratificar el Protocolo Adicional
a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos
Económicos Sociales y Culturales y de ese modo ampliar la protección de
esos derechos en favor de los habitantes del Hemisferio. II. La discriminación persiste en las Américas. La Comisión insta a los Estados miembros a colaborar con miras a lograr el éxito de la “Conferencia mundial contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y las formas conexas de intolerancia” a celebrarse en Sudáfrica durante el año 2001. La Comisión reitera su llamado a los Estados miembros para que deroguen las normas que permitan la discriminación y combatan de manera decidida estas prácticas a la luz de sus obligaciones internacionales. III. La Comisión urge a los Estados miembros a asegurar la participación de la mujer en todos los escalones de la sociedad. La participación de la mujer en las altas esferas de los Poderes del Estado es aun mínima. La Comisión alienta a los seis Estados que aun no lo han hecho a ratificar la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. IV.
La Comisión insta a los Estados miembros a que
cumplan de manera cabal y definitiva con el desafío de proteger a la niñez
y adoptar acciones
positivas para asegurar que los menores de 15 años
no trabajen, y para garantizar
su seguridad, salud y educación. Las labores de los menores que trabajan deben estar
subordinadas a su educación y desarrollo que, como mínimo, debe incluir la instrucción primaria obligatoria y sin costo,
y debe garantizar el acceso a la educación secundaria.
V.
La CIDH recomienda a los Estados miembros de la OEA
que ratifiquen la Convención Interamericana para la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación
de las Personas con Discapacidad, adoptada por la Asamblea General de la OEA
en 1999; y que adopten, entre otras, medidas de carácter legislativo,
judicial y educativo para promover y asegurar respeto de los estándares
internacionales que protegen los derechos de las personas con discapacidades. VI.
La Comisión urge a los Estados miembros a
reconocer los derechos y justas aspiraciones de los pueblos indígenas de
nuestro continente, mediante la aprobación de la Declaración Americana
sobre Derechos de
los Pueblos Indígenas. VII.
La Comisión recomienda a los Estados miembros que
promuevan el respeto y garanticen los derechos fundamentales de los
trabajadores migratorios y sus familias en su legislación interna, de
conformidad con estándares internacionales en la materia. VIII. La Comisión insta a los Estados miembros a adoptar medidas eficaces para proteger el derecho a la vida, la integridad física y la libertad de sus habitantes y garantizar que las violaciones sean debidamente investigadas y reparadas. IX.
La Comisión insta a los Estados miembros a adoptar
las medidas necesarias para asegurar la independencia e imparcialidad de los
jueces, administrar justicia conforme a las normas del debido proceso y
fortalecer sus sistemas judiciales de modo de asegurar la protección de la justicia para quienes
se encuentran bajo su jurisdicción. La
Comisión llama a los Estados miembros a adoptar las medidas necesarias para
mejorar la situación de las personas privadas de la libertad a la luz de
los estándares mínimos
establecidos en las Convención y la Declaración Americanas y en el derecho
internacional de los derechos humanos. X. La Comisión insta a los Estados miembros a adoptar las medidas necesarias para proteger la vida, la integridad personal y la libertad de expresión de los defensores de derechos humanos. XI.
La Comisión insta a los Estados miembros a adecuar
el marco normativo conforme al cual se ejerce la libertad de expresión en
su territorio a la luz de los estándares de la Declaración de Principios
sobre la Libertad de Expresión y la Convención Americana; a desterrar las
restricciones indirectas y en particular el hostigamiento contra periodistas
y otras personas que ejerzan su derecho a expresarse libremente, así como
asegurar la protección de la justicia en la difusión de información y en
la investigación y juzgamiento efectivos de crímenes contra profesionales
de la información. 19.
La Comisión considera que los Estados miembros deben asumir las
obligaciones y abordar de manera urgente los desafíos plasmados en estas
recomendaciones con el fin de garantizar los derechos humanos de los
habitantes de la región y desarrollar las instituciones sobre las cuales
descansan la paz, la prosperidad, y el funcionamiento exitoso de la
democracia como forma de gobierno. 20.
En esta oportunidad corresponde asimismo hacer mención de los
esfuerzos realizados por los Estados y a los resultados obtenidos durante
este primer año del nuevo milenio, que han involucrado reconocimientos de
responsabilidad internacional formulados ante la Corte Interamericana de
Derechos Humanos y numerosos acuerdos de solución amistosa de casos
individuales. Estos actos demuestran el interés de los Estados de reparar
las consecuencias del incumplimiento con las normas de la Convención, la
Declaración Americana y otros instrumentos aplicables.
Estos esfuerzos continuarán siendo acompañados y evaluados por la
Comisión mediante el cumplimiento de su mandato de supervisión hemisférica. 21.
Cabe notar que durante el período cubierto por el presente Informe
se produjo la normalización del reconocimiento de la jurisdicción
contenciosa de la Corte Interamericana por parte de la República del Perú
tras la destitución del mandatario Alberto Fujimori por “incapacidad
moral”. Como es de conocimiento público, durante 1999 el entonces
Gobierno de dicho Estado pretendió retirar su reconocimiento de jurisdicción
conforme al artículo 62 de la Convención Americana, en condiciones que
fueron declaradas inadmisibles por la Corte Interamericana.[2]
La Comisión saluda la voluntad demostrada por el Gobierno de
transición de honrar sus compromisos internacionales y cooperar con los órganos
del sistema en la tarea de proteger los derechos fundamentales de sus
habitantes. 22.
Durante el año 2000 los Estados miembros han demostrado especial
interés en el perfeccionamiento de nuestro sistema regional de protección
de los derechos humanos.[3]
La Comisión, por su parte, incorporó reformas sustanciales a sus
normas reglamentarias en base a un proceso de consulta con los Estados
miembros, las organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y otros
actores de la sociedad civil de nuestro continente, así como expertos
independientes. El nuevo
Reglamento de la Comisión, cuya entrada en vigencia ha sido prevista para
el 1° de mayo de 2001, recoge la práctica desarrollada durante los últimos
años en materia de procesamiento de casos individuales e introduce reformas
destinadas a incrementar la seguridad jurídica y la transparencia del
procedimiento. Asimismo, acompaña
las reformas introducidas en el Reglamento de la Corte Interamericana con
relación a la participación directa de las víctimas en el litigio de
casos ante ese Tribunal. 23.
La Comisión espera que el interés de los Estados miembros en
perfeccionar el sistema se vea acompañado de la dotación de los recursos
materiales y humanos necesarios para posibilitar que los órganos del
sistema estén en condiciones de dar cumplimiento eficaz a su mandato de
promover y proteger los derechos humanos en la región. 24.
En todo caso, la Comisión desea reiterar que la integridad y
eficacia de la protección brindada a los habitantes del hemisferio por el
sistema depende, primordialmente, de los esfuerzos de los Estados miembros
para alcanzar la universalidad del Sistema mediante la ratificación de la
Convención Americana y los demás instrumentos sobre derechos humanos y la
aceptación de la jurisdicción de la Corte; del cumplimiento con la
obligación de adaptar la legislación interna de los Estados partes a los
derechos consagrados en los instrumentos adoptados en el marco del sistema y
su debida interpretación y aplicación por sus órganos, en particular por
los tribunales; y por último,
del cumplimiento con los compromisos internacionales y las decisiones y órdenes
de la Comisión y de la Corte. 25.
A pesar de que los desafíos aquí enumerados son complejos y
requieren de medidas serias y urgentes, los Estados de la región poseen la
visión, la madurez y la capacidad para avanzar en la senda correcta.
La Comisión aspira a continuar colaborando con ellos así como con
la sociedad civil con el fin de responder a estos desafíos y trabajar
conjuntamente con miras a lograr el pleno respeto de los derechos humanos en
el Hemisferio. [1]
Aprobado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos el 26 de
febrero de 1997, en su sesión 1333a. durante su 95º período ordinario
de sesiones. [2]
Corte I.D.H., Caso del Tribunal
Constitucional, Sentencia sobre Competencia del 24 de septiembre de
1999; Caso Ivcher Bronstein, Sentencia sobre Competencia del 24 de
septiembre de 1999. [3]
AG/RES. 1701 “Evaluación del
Funcionamiento del Sistema Interamericano de Promoción y Protección de
los Derechos Humanos en Vistas a su Perfeccionamiento y Fortalecimiento”
OEA/Ser.P. AG/RES. 1701 (XXX-O/00) 5 de junio de 2000. |