PALABRAS
DEL PRESIDENTE DE LA COMISIÓN INTERAMERICANA DE DERECHOS (Washington,
D.C., 24 de febrero de 1997)
Señor Secretario General, señor Presidente del Consejo Permanente,
señor Secretario General Adjunto, señoras y señores Representantes
Permanentes, señoras y señores Observadores Permanentes, señor Secretario
Ejecutivo de la Comisión, señoras y señores.
Es tradicional que con ocasión de la apertura de período ordinario
de sesiones de la Comisión, su Presidente utilice la posibilidad de hacer
referencia a las actividades que han tenido lugar durante el año que le ha
tocado presidir la Comisión. Quisiera
seguir con esa tradición y además usar la oportunidad para hacer algunas
reflexiones breves sobre el futuro del Sistema y los desafíos que tenemos
por delante.
En relación a las actividades de la Comisión, y para una mejor
comprensión de las mismas, permítanme identificar específicamente las áreas
de acción de la CIDH. Primero,
la Comisión cumple un rol como un órgano semijudicial de supervisión a
través de su sistema de casos, midiendo la realidad global o conductas
específicas de acuerdo a los criterios de la Convención Americana o la
Declaración Americana; en segundo lugar, la CIDH hace visitas in-loco de
carácter general o por razones específicas a países de la región; en
tercer lugar, la Comisión se ocupa de áreas temáticas que se refieren a
un derecho o asunto por su importancia para la democracia y los derechos
humanos; en cuarto lugar se realizan actividades de promoción; y por último
la Comisión, como órgano principal de la OEA en materia de derechos
humanos, efectúa actividades de reflexión y análisis del sistema y de su
futuro. I.
EL SISTEMA DE LOS CASOS
La Comisión está impulsando un proceso de revisión y transformación
dirigido al perfeccionamiento de la tramitación y decisión de los casos
que se presentan. En el pasado
no había una secuencia procesal clara en la tramitación de los casos de
acuerdo con lo señalado por la Convención Americana o en el Reglamento de
la CIDH: las peticiones que se planteaban por individuos o grupos de
individuos se tramitaban con gran flexibilidad; la admisibilidad no se
establecía al inicio de la tramitación; la solución amistosa de los casos
era requerida en todos ellos. La
Comisión tampoco había explicitado el criterio o los criterios utilizados
por la Comisión Interamericana para referir casos ante la Corte.
La jurisprudencia de los órganos del sistema era muy incipiente; no
daba cuenta clara respecto de los criterios que tenían los órganos para
decidir un caso determinado. Finalmente
había un escaso desarrollo de medidas preventivas dirigidas a evitar la
violación de derechos humanos. Todo
esto no debe verse como falencias del sistema, sino como el resultado de
situaciones históricas, en el marco de violaciones masivas y sistemáticas
de los derechos humanos. Con
ese contexto se requería de aproximaciones muy flexibles y rápidas que no
precisaban de lo que podían considerarse con buenas razones "tecnicismos
jurídicos".
Hoy día, en un contexto diferente de transformaciones democráticas,
la Comisión ha entrado a un proceso de revisión que está presidido por la
necesidad de juridizar y legalizar sus procedimientos.
Permítanme hacer referencia a las medidas que la CIDH está
impulsando en esa dirección, que marcan una diferencia con lo acaecido en
épocas anteriores. A.
La secuencia procesal
La secuencia procesal de los casos de la Comisión incluye los
siguientes pasos: Primero, registro de peticiones; segundo, pronunciarse
sobre la admisibilidad de las mismas; tercero, el establecimiento de los
hechos; cuarto, la solución amistosa; quinto, los informes artículo 50 y
51 de la Convención, la decisión de publicidad y el envío de casos a la
Corte. Además la CIDH ha
buscado fortalecer sus funciones de prevención a través de la adopción de
medidas preventivas. i.
Registro de peticiones
La Comisión no tenía un registro de peticiones en el pasado.
Como Presidente de la CIDH solicité al Embajador Taiana, Secretario
Ejecutivo iniciar dicho registro. Quiero
agradecerle la energía y eficiencia con que dio inicio al mismo, lo que
además de dar certeza jurídica a peticionarios y gobiernos nos permite
contar con estadísticas adecuadas. En
el año 1996 se registraron 592 peticiones.
De esas 592 peticiones, 138 resultaron en la apertura de casos,
aproximadamente un 23% de las peticiones.
De éstas se abrieron 138 casos, que se agregaron a los casos
actualmente pendientes ante la Comisión Interamericana, totalizando 812
casos en el hemisferio. De los
812 casos, aproximadamente 20 resultan en decisiones de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos. El
primer comentario válido sobre estas estadísticas es la extremada
prudencia judicial de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ya
que menos de un 3% de las peticiones terminan en una decisión final.
En esto, los niveles de trabajo de la Comisión son de una prudencia
mayor a la de otros órganos de supervisión, como es el caso de la Comisión
Europea. Un segundo comentario
que surge es que de los 812 casos pendientes, más del 70% continúa refiriéndose
a violaciones graves a derechos esenciales y no derogables, especialmente el
derecho a la vida, el derecho a la integridad personal y la prohibición de
la tortura. Esto merece la
necesidad de desarrollar una serie de medidas, algunas de carácter
preventivo, a los cuales haré referencia más adelante.
El 30% restante de los casos se refiere a temas de mayor complejidad
jurídica, como por ejemplo la libertad de expresión, principio de
legalidad, protección a la mujer. En
este tipo de casos la Comisión ha establecido una jurisprudencia muy clara
de que no es "una cuarta instancia".
No es el propósito de la Comisión Interamericana suplantar a las
Cortes Supremas de los Estados, y por ello la cuarta instancia es una teoría
rechazada por los Miembros de la Comisión.
La CIDH no tiene las facilidades policíacas e investigadoras como
para evaluar nuevamente los hechos y hacer interpretaciones del derecho
local, salvo que haya una violación flagrante de las disposiciones
de la Convención Americana o de la Declaración Americana.
De modo que si hay poderes judiciales independientes, separación de
poderes y respeto al derecho de acceso a la justicia, la Comisión tiene que
mostrar la debida deferencia --como lo ha estado haciendo-- a la determinación
judicial interna. ii.
Admisibilidad
En el pasado la Comisión se pronunciaba sobre la admisibilidad de
una petición con ocasión de su decisión sobre el mérito del asunto
sometido a su consideración. Había
la necesidad de proceder con rapidez, sobre todo en el caso de violaciones
al derecho a la vida, donde se ha comprobado que si no se actúa dentro de
las primeras 72 horas existe una posibilidad muy alta de una violación
irreparable. Esto creó una situación curiosa en el ámbito jurídico: la
Comisión declaraba la admisibilidad cuando terminaba de decidir un caso.
Tratándose de casos de mayor complejidad jurídica, esto creaba
innumerables problemas; por ejemplo, en las audiencias se producían
inconvenientes serios que impedían una comunicación efectiva entre las
partes y obstaculizaban el avance en el conocimiento de los hechos y el
derecho. Los peticionarios
aportaban pruebas de hechos, mientras que los Estados argumentaban el no
agotamiento de los recursos internos. De
ahí que la CIDH, siguiendo la interpretación que nos parece más adecuada
de la Convención, la Declaración y sus normas reglamentarias, ha empezado
a declarar la admisibilidad o inadmisibilidad de una petición al comienzo.
Consecuentemente con esto, en las audiencias que da la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, --respecto de las cuales también se ha
establecido un orden mayor-- se señala el propósito de la misma y si la
audiencia se refiere a admisibilidad o inadmisibilidad.
Como resultado de su nueva política la Comisión en su último período
de sesiones se pronunció en el comienzo sobre la admisibilidad de los casos,
para ir avanzando procesalmente de acuerdo al orden establecido por sus
normas. iii.
Los hechos
El establecimiento de los hechos es esencial en el logro de la
justicia. La tradición jurídica ha desarrollado valiosos conceptos
dirigidos a buscar la verdad, que tienen que ver con el peso de la prueba,
los criterios de valoración de la prueba, el cambio del peso de la prueba,
las presunciones, etc. De gran
valor para establecer los hechos es la posibilidad de recurrir a medios
directos, a través de visitas que permitan a la Comisión "ver y
valorar" hechos determinados. En
esto es valioso que varios Estados hayan invitado a la CIDH a ir al lugar
mismo de los hechos, permitiéndole desempeñar sus funciones más
adecuadamente.
La CIDH ha dado la mayor importancia al esclarecimiento de los hechos. Tanto los Estados como los peticionarios podrán apreciar que
en las decisiones de la CIDH se busca justificar rigurosamente las
aseveraciones de hechos en que se basa su razonamiento jurídico. iv.
Solución amistosa
Bajo una jurisprudencia respecto de la cual tenemos reservas, la
Corte Interamericana había señalado que no era necesario en todos los
casos hacer un intento de solución amistosa.
La Corte había planteado que si había por ejemplo crímenes
internacionales como desapariciones de personas, no era necesario intentar
solución amistosa. No es esa
la posición actual de la Comisión Interamericana.
Nos parece que siempre un gobierno puede reconocer responsabilidad y
aceptar investigar, y efectuar reparaciones, por lo que en todo caso debe
intentarse la solución amistosa. La
Comisión ha empezado a dar estricto cumplimiento a esta nueva orientación
de intentar solución amistosa en cada uno de sus casos.
A nombre de la CIDH quiero expresarles nuestra satisfacción por los
procesos de solución amistosa intentados con Argentina, Colombia,
Guatemala, Honduras, México, Panamá y Paraguay.
Quiero agregar además, expresamente, que el día 20 de este mes se
firmó en la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos un
acuerdo entre peticionarios y el Gobierno de Guatemala en el caso de
Colotenango. Dicho arreglo
muestra la voluntad y la destreza de las partes para lograr solucionar, --a
un costo procesalmente mucho más conveniente-- serios problemas.
Quiero agradecer tanto a los peticionarios como a los gobiernos por
la creciente capacidad de cooperar que han demostrado en situaciones, a
menudo, increíblemente difíciles. Hacemos
un llamado a continuar en esta misma dirección sobre la base del respeto a
los derechos humanos establecidos en el sistema.
Quisiera señalar además, que la CIDH ha ido desarrollando una rica
experiencia en materia de solución amistosa que incluye técnicas de
confidencialidad, divisibilidad de los asuntos sometidos, aislamiento de
diferencias, etc. La CIDH
continuará poniendo su experiencia a disposición de las partes para
intentar alcanzar resultados beneficiosos para la protección de los
derechos humanos, a través de soluciones amistosas. v.
Informes de la Comisión (artículos 50 y 51 de la Convención)
La Comisión ha identificado con mayor claridad los requisitos y
fases prescritos por los artículos 50 y 51 de la Convención Americana en
relación a sus informes. En
esto la CIDH también ha seguido la Opinión Consultiva OC/13 de la Corte
Interamericana. Como es del conocimiento de ustedes, la Convención establece
un primer informe de acuerdo con el artículo 50, en el que expone hechos y
conclusiones. En ese informe se
pueden formular proposiciones y recomendaciones.
De acuerdo con el artículo 51 de la Convención, si en el plazo de 3
meses el asunto no ha sido solucionado o sometido a la Corte, la CIDH puede
emitir un nuevo informe, fijando el plazo y las recomendaciones que estime
convenientes. Transcurrido el
plazo, la CIDH decide si publica o no su informe.
En esta materia se adoptaron prácticas dirigidas a notificar a las
partes y combinar las necesidades de confidencialidad con las posibilidades
de acceso a la información. La
CIDH seguirá perfeccionando su práctica en esta importante materia. B.
Criterios para referir casos ante la Corte
La Convención Americana no establece --al igual que la Convención
Europea-- qué criterios deben utilizarse para decidir cuáles casos deben
enviarse a la Corte. Como un órgano
que tiene que ser responsable y responsabilizado, la CIDH, sin embargo, ha
ido avanzando en la discusión de los criterios que a continuación enumero: 1. La jerarquía del derecho
violado: mientras se continúen cometiendo violaciones al derecho a la
vida y a la integridad física y moral, nos parece que hay que preferir
posibilidades de lograr justicia en esos casos de mayor gravedad. 2. El impacto para el sistema en
su conjunto: aunque la
justicia es justicia en un caso en particular, la obligación de establecer
prioridades hace necesario evaluar qué resultado va a tener el caso para la
protección general de los derechos humanos en el sistema regional.
Esto es también una consecuencia de recursos de que dispone la
Comisión. 3. La riqueza del expediente: en este sentido, se analizan los elementos de hecho y de
derecho de que dispone la Comisión para contribuir a una decisión de la
Corte. 4. Los recursos humanos y
materiales que tiene la Comisión Afortunada o desafortunadamente, la
CIDH tiene que vivir dentro de una realidad que la limita sólo a llevar un
número limitado de casos. 5. La distribución de casos por
países (además de temas): Este
criterio, que genera gran discusión en la CIDH, se refiere por ejemplo a
los inconvenientes que produciría llevar 17 casos sobre un país solamente
--con situaciones equivalentes en otros--, con lo que se estaría dando
lugar a acusaciones de trato discriminatorio.
La Convención no establece una obligación de "distribución
geográfica" y la CIDH no está dispuesta a establecer que es un
requisito único, pero la necesidad de despolitizar y juridizar la protección
requiere considerar y evaluar también este criterio.
Los criterios se aplican
en su conjunto y teniendo siempre presente el objetivo del sistema de lograr
justicia en un caso particular en el marco de los derechos libremente
reconocidos y dentro de nuestras posibilidades. C.
Jurisprudencia
Un sistema no se refiere sólo a normas de carácter procesal;
incluye también normas sustantivas que sean claras y den elementos
suficientes para ajustar los conductos al derecho.
Para la CIDH de aquí surgen tanto obligaciones de consistencia en
sus decisiones como la necesidad de adoptar decisiones que den cuenta cabal
de los hechos y del derecho. En
otros sistemas, el europeo por ejemplo, instituciones privadas o académicas
han contribuido en esta materia sistematizando la jurisprudencia de los órganos
internacionales. Quiero
expresar mi satisfacción por la publicación, con nuestra colaboración,
del primer repertorio de jurisprudencia efectuado con criterios muy
estrictos, con apoyo del Gobierno de Holanda.
Este importante primer paso tiene una significación que no puede
exagerarse. Permitirá a los gobiernos y peticionarios encontrar mayor
certeza jurídica en nuestras decisiones, hará el razonamiento de los órganos
del sistema más consistente y transparente, permitirá crítica e
investigación jurídica. Esperamos
que en el futuro próximo se complete el repertorio y se haga accesible a
través del Internet, de modo que a un bajo costo sea posible conseguir y
consultar la jurisprudencia y las decisiones tanto de la Comisión como de
la Corte.
D.
Medidas preventivas
Anteriormente señalé que el 70% de los casos continúan refiriéndose
al derecho a la vida. Dichos
casos son reactivos, tienen lugar después que se ha cometido --supuestamente--
una violación. Con el objeto
de prevenir o evitar la violación de un derecho tan esencial, la CIDH está
dando énfasis a medidas cautelares o medidas provisionales, de modo que
cuando haya una amenaza seria sea posible actuar, evitándose así una
violación a los derechos humanos.
La CIDH ha requerido 8 medidas provisionales, solicitadas a la Corte,
y más de 30 medidas cautelares. Estas
medidas han dado muy buenos resultados, ya que hay cumplimiento casi general
de las mismas. Además, hemos
enriquecido nuestra experiencia en estas medidas cautelares, para obtener
información, proteger individuos y levantarlas cuando es adecuado.
II. VISITAS
En esta área de actividad voy a ser más breve, por el tiempo tomado
en referirme al sistema de casos que se encuentran en un momento de
perfeccionamiento muy promisorio.
La Comisión ha efectuado una visita in loco en el período
que me ha tocado presidir, a México. Además,
efectuó visitas temáticas sobre condiciones carcelarias a Venezuela y a
Estados Unidos. Por último,
bajo el sistema de casos --ya sea con el objeto de investigar hechos o
lograr soluciones amistosas-- distintos Comisionados participaron en visitas
a la Argentina, Colombia, Guatemala, Paraguay y República Dominicana.
Quiero agradecer a los Gobiernos por las facilidades amplias dadas a
la Comisión, para tener acceso a toda la información requerida y por la
cooperación entregada en todo sentido. Con satisfacción puedo señalar que
no podemos dar cuenta de ningún incidente desafortunado en estas visitas, a
pesar de su complejidad y la importancia de los asuntos involucrados.
En la nueva realidad del Hemisferio hemos encontrado una verdadera y
gran apertura para trabajar junto con nosotros en estas visitas, lo que ha
sido fundamental para desempeñar nuestras funciones de protección.
En relación a las visitas, quiero señalar además que hay un
incremento de peticiones de visitas de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos. Estas peticiones, iniciadas, por los gobiernos mismos,
demuestran que ven a la Comisión como una instancia de cooperación que
puede contribuir a aclarar hechos o avanzar en la solución de problemas.
Hoy día escuchamos la invitación a la Comisión por parte del
Ilustre Representante de la República Dominicana de visitar a su país;
también la Comisión tiene invitaciones, que yo quiero señalar y agradecer
aquí públicamente, de ir a Colombia y una invitación específica también
para ver un caso en Bolivia.
Los casos y las visitas han resultado también en una redefinición
de nuestro Informe Anual en general y de su capítulo IV antiguo.
Dicho Capítulo no explicitaba los criterios para inclusión de países
en su texto. La Comisión ha
adoptado criterios en su última reunión sobre ese Capítulo, que pasará a
ser el Capítulo V del nuevo Informe Anual.
Los criterios que se van a utilizar para informes sobre países, son
los siguientes: 1. La existencia de situaciones de
emergencia. Dichas situaciones
son reguladas por el artículo 27 de la Convención Americana y su declaración
es justificada en el caso de amenazas o hechos que hagan peligrar la vida de
una nación. El régimen de
situaciones de emergencia permite suspender ciertos derechos, de allí que
sea necesario informar a los Estados, de modo que éstos tengan los
antecedentes necesarios para cumplir con su prerrogativa de constituirse en
la garantía colectiva del cumplimiento de los derechos humanos y del estado
de derecho en general. 2. No generación democrática del
poder. La CIDH informará sobre los Estados regidos por gobiernos
que no han llegado al poder a través de elecciones libres, de acuerdo con
las obligaciones internacionales de respeto a los derechos políticos.
Por la centralidad de la democracia para la vigencia de los derechos
humanos, nos parece esencial dar información sobre el respeto a los
derechos políticos. 3. Acusaciones
serias sobre violaciones masivas y sistemáticas a derechos humanos
esenciales. Si hay numerosos
casos de denuncias sobre derechos esenciales, como por ejemplo casos de
desapariciones o ejecuciones sumarias, esta situación debe analizarse.
Es posible desde luego que las denuncias sean falsas, pero nos parece
que la CIDH tiene una obligación de investigarlas e informar sobre sus
consideraciones . La CIDH además
ha decidido modificar el Capítulo V en otro sentido.
Nos parece que este capítulo no debe incluir Estados donde haya
violaciones reales o posibles. Nos parece también que debe hacerse referencia a los grandes
avances que han habido en los derechos humanos en los Estados del Hemisferio. 4. Situaciones de
transición respecto de los criterios anteriormente identificados.
III. ÁREAS TEMÁTICAS
La Comisión ha iniciado estudios a través de grupos de trabajo o
relatores en las áreas que considera esenciales para la promoción y
protección de derechos humanos: mujeres, cárceles, poblaciones indígenas,
prisiones, desplazados internos y trabajadores migratorios.
Por los problemas generales existentes en estos asuntos, nos parece
importante analizarlos detenidamente y sugerir medidas como la adopción de
declaraciones, tratados, actividades de promoción y modificaciones legales.
La CIDH informará sobre estas áreas temáticas en su Informe Anual;
deseo sin embargo, informar acerca de los trabajos sobre poblaciones indígenas.
De acuerdo con las recomendaciones de la Asamblea General, la Comisión
ha logrado completar en este último período una tarea importante y de
características tal vez únicas en la historia de la Organización:
realizar en conjunto con varios otros órganos y entidades de la OEA una
consulta continental con los pueblos indígenas y gobiernos de los Estados,
para revisar y proponer un texto de "Declaración Americana de los
Derechos de los Pueblos Indígenas".
Esa consulta, en la que colaboraron la oficina del Secretario
General, la Unidad para la Promoción de la Democracia, el Instituto
Indigenista Interamericano, el Fondo Indígena de Desarrollo y el Banco
Interamericano de Desarrollo, y los propios gobiernos, logró llevar el análisis,
la reflexión, el esfuerzo y nombre de la Organización a literalmente
cientos de comunidades, líderes y expertos de nuestros países.
Este esfuerzo único de toda la Organización, que tuvimos el
privilegio de coordinar, permitirá que en este período que se inicia hoy
podamos aprobar una propuesta que presentaremos a ustedes para su
consideración.
IV. ACTIVIDADES DE
PROMOCIÓN
Estoy seguro que estamos todos de acuerdo que la promoción, la
educación y el entrenamiento en derechos humanos es fundamental.
Tal como lo planteara el señor Secretario General, es esencial la
creación de una cultura de respeto y de tolerancia en nuestro hemisferio.
La democracia no se puede definir fácilmente, pero ciertamente no se
agota en una, dos o tres instituciones, tiene que ver con no creer que uno
tiene la razón todo el tiempo y con avanzar en los valores de respeto que
constituyen las expresiones más altas de la civilización.
Sin embargo, la CIDH no puede hacer todo lo que sea esencial.
Quien no tiene prioridades no tiene programa y hay numerosas
instituciones que pueden hacer actividades de promoción mientras que sólo
la CIDH puede contribuir a que se haga justicia en un caso concreto.
De allí que hayamos empezado a realizar actividades de promoción
pero orientándolas a las actividades propias de la Comisión, --los
derechos protegidos, el sistema de casos, la jurisprudencia vigente-- porque
nos parece que de otra manera nos diluiríamos en nuestra importante labor.
Siguiendo nuestras prioridades, con el Brasil se realizó en el mes
de enero de este año en Brasilia un Seminario de los Derechos Humanos en el
Sistema Regional, con la presencia de cerca de doscientos funcionarios
judiciales y del ministerio público a nivel estatal y federal.
Tuvimos el honor de contar con la presencia del Ministro de Justicia
y del Ministro de Relaciones Exteriores del Brasil, dando un gran realce al
acto de apertura. Durante dos días
se discutió y analizó el sistema de casos de la Comisión.
Quiero señalar también que con Chile, Colombia, Honduras y Paraguay
se están haciendo proyectos para actividades de promoción dirigidas también
a nuestro sistema de casos. A
nombre de la CIDH quisiera agradecer a dichos Gobiernos por su gran
disposición a cooperar en estas importantes actividades.
Hemos participado además, con el Instituto Interamericano en una
actividad de promoción sobre derechos humanos que nos pareció de gran
importancia, con las fuerzas armadas del Hemisferio, realizada en Miami un
mes atrás y donde participaron más de cien militares de alto nivel.
La Comisión continuará en estas actividades, tratando de distribuir
sus recursos sabiamente y sin descuidar otras áreas, pero también
contribuyendo a la expansión de estos valores que son esenciales.
V. SEMINARIO
Quiero agradecer la alta valoración que se ha hecho, tanto por el
Presidente del Consejo Permanente como por el señor Secretario General, del
Seminario que efectuamos en el mes de diciembre del año pasado.
El Seminario fue una instancia de discusión amplia en que estuvieron
presentes todos los Jueces de la Corte y todos los Comisionados,
participaron además miembros de los órganos universales y de otros
sistemas regionales de derechos humanos.
Los gobiernos se hicieron representar activamente y contamos además
con una gran presencia de la sociedad civil y el mundo académico.
Tuvimos por ello la oportunidad de presidir sobre una discusión muy
rica y del más alto nivel. Queremos
agradecer las contribuciones efectuadas, incluyendo el gran aporte del
Secretario General de la Organización.
El Seminario tuvo como propósito identificar los grandes temas de
los derechos humanos y el proceso de análisis y reflexión que debe tenerse
en cuenta para perfeccionar el sistema.
En esta sesión de la CIDH discutiremos las conclusiones, que
enviaremos al Secretario General y al Consejo Permanente al término de
nuestra reunión.
Puedo decirles sin embargo hoy día, tentativamente, que lo que
observamos en el Seminario es que el Sistema se puede perfeccionar y es
perfeccionable porque un sistema igual que el de los Estados democráticos
es perfectible. Segundo, que el proceso de perfeccionamiento tiene distintas
opciones que hay que analizar, por ejemplo puede resultar en cambios de
tratados o en cambios de reglamentos. En
tercer término es fundamental continuar apoyando la legitimidad y vitalidad
de los órganos internacionales de protección por su gran desempeño.
Cuarto, es muy importante que el proceso de reforma se fije como objetivo
aumentar su eficacia, dándose cumplimiento cabal a las decisiones de los órganos;
y finalmente, que el punto de partida y la perspectiva válida para la
reforma del Sistema debe ser: que haya más protección después que antes,
que haya más derechos humanos después que antes, que haya más democracia
y libertad después que antes, y que haya más justicia en los casos
individuales después que antes.
Quisiera, terminar señoras y señores Embajadores, señalando que
estamos viendo momentos únicos en el hemisferio.
Nosotros los vivimos todos los días en la esperanza de innumerables
mujeres y hombres que creen en la democracia, en la libertad y en la
posibilidad de aspirar a un mundo mejor.
Bastaría decir que en todo el hemisferio, salvo en el caso de Cuba,
hay elecciones libres. Bastaría
decir que en el pasado, la violación de los derechos humanos fue, en muchos
Estados desafortunadamente, una condición sine qua non para gobernar. Hoy día tenemos que enfrentar situaciones atávicas,
instituciones no modernas, insuficiencia de recursos y marginalización,
pero vemos un compromiso de los gobiernos democráticos de ir avanzando cada
vez más en la expansión de las libertades básicas.
En ese marco tenemos desafíos conjuntos: el desarrollo institucional
de poderes judiciales fuertes, independientes, eficaces y de políticas
modernas; tenemos el desafío de promover sociedades civiles poderosas,
ricas, que sean una garantía de gubernabilidad; tenemos el desafío de
promover una cultura de respeto y tolerancia; tenemos el desafío de
incorporar a todos en el bienestar de nuestras sociedades; tenemos el desafío
de continuar avanzando en la internacionalización de los derechos humanos y
en la garantía colectiva de la protección de los derechos humanos y la
democracia para todos; tenemos el desafío de reconocer que el estado de
derecho y la supremacía de la ley es tanto para los gobernantes como los
gobernados un requisito de legitimidad de sus acciones.
La Comisión no condena ni justifica los ataques a la gubernabilidad
que se hagan al margen de la ley, y por ello nos parece que en la cultura de
respeto y de promoción de los derechos humanos el compromiso renovado con
el estado de derecho es fundamental.
Les he señalado las contribuciones modestas de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos en este proceso.
Son conclusiones modestas por muchas razones, incluyendo nuestras
propias limitaciones, pero les quiero decir como alguien que ha sido un
actor y un testigo del compromiso del Embajador Donaldson, Primer
Vicepresidente de la Comisión; del Segundo Vicepresidente, el Dr. Carlos
Ayala Corao; y de los señores Alvaro Tirado Mejía, del Profesor Goldman, y
el Dr. Jean Joseph Exumé, que es un compromiso que hemos estado dispuestos
a asumir al límite de nuestras posibilidades.
Quiero decirles también que el Secretario Ejecutivo de la Comisión,
el Embajador Jorge Taiana, ha hecho lo posible y lo imposible por contribuir
en este proceso, asimismo como todos los abogados y el personal de Secretaría.
Estamos abiertos a sus críticas y comentarios en esta tarea de
trabajar juntos para lograr un hemisferio que sea libre y que permita el
desarrollo de todos. Quisiera
dar por concluida nuestra sesión inaugural y agradecerles la presencia a
todos ustedes aquí en esta ocasión. Muchas gracias. |