CAPÍTULO
II
DERECHOS
POLÍTICOS[1] 1. Los instrumentos constituyentes y
sobre derechos humanos creados por el Sistema Interamericano exigen que la
organización política de los Estados Miembros se basen en el ejercicio de la
democracia representativa.[2]
2.
La Carta de la Organización de los Estados Americanos ha definido de
forma explícita que la democracia es la única forma aceptable de organización
política de los Estados Miembros para que se realicen los propósitos de la
Organización: Artículo
3 (d): La
solidaridad de los Estados Americanos y los altos fines que con ella se
persiguen, requieren la organización política de los mismos sobre la base del
ejercicio efectivo de la democracia representativa. 3. El Preámbulo de la Carta de la
OEA también postula la solidaridad regional con base en la consolidación de
las formas democráticas de gobierno:
4. La Comisión, por su parte, ha mantenido que, dentro de las diversas formas de gobierno reconocidas por las distintas constituciones; el marco de un régimen democrático debe ser el elemento preponderante para el ejercicio pleno de los derechos humanos.
5. El Artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos establece los derechos políticos que quedan garantizados en ella: el de participar en la dirección de los asuntos públicos, el de votar y ser elegidos y el de tener acceso a las funciones públicas.
6. La Declaración de Santiago, de 1959, adoptada por la Quinta Reunión de Consulta de los Ministros de Relaciones Exteriores, expresó la aspiración de los pueblos de las Américas de vivir al amparo de instituciones democráticas “ajenos a toda intervención y a toda influencia de carácter totalitario”.[3] En este documento histórico se declaró que la “existencia de regímenes antidemocráticos constituye una violación de los principios en que se funda la Organización de los Estados Americanos y un peligro para la convivencia solidaria y pacífica en el hemisferio”.
7. A fin de contribuir “a la erradicación de las formas de dictadura, despotismo o tiranía”, la Reunión de Consulta estableció ciertos “principios y atributos del Sistema democrático en este hemisferio”, como los que siguen, para ayudar a determinar el carácter democrático o no de un gobierno dado:
8. Aplicando estos
principios, la Asamblea General de la OEA, al considerar los informes que le
sometiera la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ha insistido
repetidamente, en sus resoluciones, en: Reiterar
a los gobiernos que aún no han restablecido el régimen democrático
representativo de gobierno la urgente necesidad de que pongan en ejecución los
mecanismos institucionales que sean pertinentes para restaurar dicho régimen en
el más breve plazo, mediante elecciones libres y abiertas, con voto secreto, ya
que la democracia constituye la mejor garantía para la vigencia de los derechos
humanos y es ella el firme sustento de la solidaridad entre los Estados del
Continente.[4] 9. Además, la
Asamblea General de la OEA, en su Sexto Período Ordinario de Sesiones celebrado
en Guatemala, del 11 al 15 de noviembre de 1986, adoptó una resolución sobre
Derechos Humanos y Democracia cuya parte resolutiva lee:[5] 1.
Reafirmar el derecho inalienable de todos los pueblos americanos a elegir
libremente un sistema político, económico y social sin injerencias externas,
por medio de un auténtico proceso democrático, en un régimen de justicia
social, en el que todos los sectores de la ciudadanía gocen de las garantías
necesarias para participar libre y efectivamente mediante el ejercicio del
sufragio universal. 2.
Instar a aquellos gobiernos americanos en cuyas sociedades existen
problemas que requieren la reconciliación y unidad nacionales, a que inicien o
continúen auténticos procesos de diálogo, de acuerdo con sus respectivas
legislaciones, con todos los sectores políticos y sociales, hasta lograr una
solución política que ponga fin a los conflictos y contribuya decisivamente a
mejorar la situación de los derechos humanos y al fortalecimiento del sistema
democrático representativo y pluralista.
10.
En la experiencia de los órganos políticos de la OEA han surgido, a
veces, dificultades en cuanto concierne a la determinación de si cierta cuestión
corresponde exclusivamente a jurisdicción interna de un Estado.
Algunos Estados han tomado la posición de que no es necesario cumplir
ciertas obligaciones internacionales, aduciendo que éstas recaen en la
jurisdicción exclusivamente interna del Estado. 11. Estas dificultades han dado pie a la Comisión
para considerar si el principio de no intervención, que constituye la piedra
angular de la Carta de la OEA, impide el examen internacional de ciertas
cuestiones que algunos consideran que pertenecen a la exclusiva jurisdicción
interna del Estado. La Comisión
opina, como cuestión de derecho, que ese no es el caso cuando la acción
obedece a un tratado del cual el Estado en cuestión es Parte. 12. En consecuencia, un asunto relativo a los
derechos humanos deja de ser del dominio exclusivo del Estado cuando éste es
parte de un tratado sobre derechos humanos que trata ese asunto.
El argumentar que el examen internacional de u acto tomado por un Estado,
respecto de sus propios ciudadanos, está vedado por el principio de no
intervención implica que ese Estado rechaza las obligaciones internacionales
adquiridas al ser parte de un instrumento de protección de los derechos humanos. 13. La cuestión del uso de la fuerza para hacer
cumplir las leyes internacionales debe ser considerada al amparo de los términos
del Artículo 2(4) de la Carta de las Naciones Unidas, cuestión que la Comisión
no analizará en esta ocasión. 14. De conformidad con el Artículo 23 de la
Convención Americana, la Comisión considera ahora el problema de los derechos
políticos tal como han evolucionado en Haití.
En el capítulo anterior se analizaron los esfuerzos hechos por la
familia Duvalier para perpetuarse en el poder mediante la periódica manipulación
de la Constitución haitiana. En
esta capítulo se analiza el surgimiento de las demandas de los derechos políticos
registradas durante los años declinantes del gobierno de Jean-Claude Duvalier;
las disposiciones de la Constitución de 1987 referentes a los derechos políticos;
la creación y el funcionamiento del Consejo Electoral Provisional (CEP); las
elecciones del 29 de noviembre de 1987; la disolución del CEP y las nuevas
elecciones del 17 de enero de 1988; la toma del Gobierno por parte del
Presidente Leslie Manigat, el 7 de febrero de 1988; el golpe de Estado del 20 de
junio de 1988, encabezado por el Teniente General Henri Namphy y el golpe dentro
del golpe del 17 de septiembre de 1988, que resultó en la toma del mando por
parte del actual Presidente, Teniente General Prosper Avril. a. La Situación Política en 1985 15. EN 1985, la Presidencia Vitalicia del
Presidente Jean-Claude Duvalier se había convertido en la única cuestión política
predominante en Haití. Ya el 19 de
abril de ese año, tres “líderes políticos” emitieron una declaración en
la que exigían, inter alia, “que se modificara la Constitución del 27
de agosto de 1983 y se aboliera la Presidencia Vitalicia”.[6] 16. La respuesta del Presidente Duvalier estaba
contenida en su discurso del 22 de abril de 1985, con el cual anunció que había
tomado “la decisión irrevocable de modernizar el sistema político de Haití”
estableciendo progresivamente las estructuras institucionales correspondientes a
las normas de democracia liberal y “respetar las características particulares
del pueblo haitiano”.[7] 17. La desilusión general con las modificaciones
constitucionales que aprobó la Cámara Legislativa el 6 de junio y la ley sobre
partidos políticos del 9 de junio, y las críticas de que fueron objeto,
hicieron que una figura política, Hubert De Ronceray, lanzara su ataque contra
el Presidente Vitalicio. De Ronceray
declaró que la ley sobre partidos políticos podía resumirse en tres puntos:
19. El resultado era, declaró De Ronceray, que
“se negaban y rechazaban la raison d’être y el propósito de un
partido político; se disfrazaba, con otras palabras, la dictadura de un partido”.[8] 20. Por carta del 5 de junio de 1985, De Ronceray
solicitaba del Ministro del Interior y Defensa Nacional, autorización para
organizar “en nombre de la juventud haitiana” una marcha pacífica, sin
armas, hacia el Palacio Nacional, con el propósito de pedir la abolición de la
Presidencia Vitalicia y la organización de elecciones presidenciales por
sufragio directo. 21. A las 18 horas del 17 de junio de 1985, el
Gobierno emitió un comunicado prohibiendo la manifestación y dispuso el
despliegue de tropas –5.000 hombres- por todo Puerto Príncipe para asegurar
que ésta no se efectuara. El
comunicado, en su parte pertinente, decía:[9] El
Gobierno se ve obligado a negar la autorización requerida y ha decidido
prohibir la marcha porque: 1.
Viola el orden constitucional; 2.
Viola el orden público; 3.
Viola las leyes policiales sobre reuniones públicas; 4.
Constituye un llamado a la injerencia externa en la vida política del
Estado. Esta
manifestación hubiera constituido el primer desafío a la “Presidencia
Vitalicia”. b. El Referendo del 22 de julio
de 1985
22.
La crítica política dirigida contra las modificaciones constitucionales
y la ley de partidos políticos de Duvalier incitaron a éste a celebrar un
referendo nacional el 27 de junio de 1985, en el cual se solicitó lo siguiente
del pueblo haitiano: Se
ruega que, mediante este referendo, expresen su opinión sobre las dos
modificaciones a la Constitución de 1983 vigente y sobre la nueva ley que
regula el funcionamiento de los partidos políticos. Entre
los cambios más importantes se encuentran: A.
Una Presidencia Vitalicia, incluido el derecho a designar sucesor. B.
La Creación de un cargo de Primer Ministro. C.
Un aumento de la influencia legislativa en el Gobierno. D.
El fomento oficial del desarrollo del pluralismo político. ¿Concuerda
usted con este nuevo sistema político? 23. El 1 de julio de 1985, los “líderes políticos”,
que para ese entonces ya sumaban cinco, produjeron un comunicado conjunto histórico,
exigiendo que el voto del 22 de julio se convirtiera en un referendo sobre una
cuestión:[10] ¿ESTÁ USTED A
FAVOR O EN CONTRA DE UNA PRESIDENCIA VITALICIA? 24. Los líderes de la oposición amenazaron con
el boicoteo si el Gobierno hacía caso omiso de su demanda. 25. El Gobierno adujo que el 99.98% de la población
había votado a favor de los cambios políticos.
El Gobierno había procurado “desarmar” a la oposición pero, en
realidad, se anotó su propio “triunfo”[11]
al anunciar que se habían obtenido 2.375.011 votos a favor y 448 en contra de
los aproximadamente 2.600.000 votantes, en un ambiente de “apatía y abstención
masivas” según describieron observadores extranjeros.[12] Durante
toda la mañana, se vieron buses repletos que traían individuos a votar en el
edificio de la municipalidad y luego se los llevaban.
Algunos periodistas siguieron a uno de los buses y contaron que éste se
detenía en dos o tres lugares de votación y esperaban a que los pasajeros
votaran. (. . .) A los votantes no se les exigía que dieran sus
nombres ni que se identificaran y tampoco se llevaba un registro de los votantes. 26.
El hecho mismo de que se buscara ligitimizar públicamente el gobierno de
facto que llevaba más de dos decenios de existencia en Haití, puso la cuestión
de la ligitimidad en el ámbito público. Después
de conocerse el resultado de referendo, el Sr. Jean Marie Chanoine, Ministro de
Estado para la Presidencia, la Información y las Relaciones Públicas, declaró
en televisión que la oposición tenía dos posibilidades:
o abandonar el país o apoyar el Gobierno de Duvalier. a.
Crecientes
Demandas para que el Presidente Duvalier Renunciara 27.
A pesar de los impedimentos oficiales y extraoficiales para realizar una
oposición política eficaz en Haití, la oposición continuó movilizándose
durante todo 1985 alrededor de la única cuestión que podía darle unión:
la caída de Duvalier. Grégoire
Eugène fue el primer candidato que presentó, en un libro publicado el 22 de
julio de 1985, la opinión de su partido acerca de una nueva sociedad.[13]
En él proponía la elección de un presidente por votación, por un período
de siete años y sin posibilidades de ser reelecto. 28. El 23 de agosto de 1985, 117 ex ministros,
diputados, personalidades militares y partidarios del Presidente Duvalier,
formaron un partido, basado en el "Jean-Claudismo", que había de
llamarse Partido Nacional Progresista. Su
"líderes" solicitaron el registro del partido el 5 de septiembre de
1985. 29. El 2 de septiembre de 1985, 381 jóvenes
enviaron una carta a los cinco líderes de la oposición, invitándolos a
visitar los departamentos y reunirse con las poblaciones de Léogâne, Petít Goâve,
Miragoâne, Aquin, Cavaillon, Cayes y Marigot, a fin de dialogar sobre los
problemas de Haití. Los señores
Hubert De Ronceray y Alexandre Lerouge y el reverendo Sylvio Claude respondieron
que estaban dispuestos a viajar en la segunda semana de septiembre. 30. De hecho, cuando el Sr. De Ronceray, tras
comenzar su "excursión" acompañado de su esposa y tres miembros de
su grupo, llegó a Petit Goâve, fue puesto, junto con sus acompañantes, bajo
lo que la policía denominó "custodia protectora", con la cual
efectivamente le impidieron reunirse con sus adeptos.
A la semana siguiente, cuando intentaba viajar a Jacmel, nuevamente le
impidieron entrevistarse con sus adeptos. d. La Deserción del Sr. Grégoire
Eugène 31. Después del
arresto del Sr. De Ronceray cuando intentaba viajar a los departamentos, el Sr.
François Guillaume, el nuevo Ministro del Interior y Defensa Nacional, informó
a Grégoire Eugène, por carta del 17 de septiembre de 1985, que si él deseaba
realizar sus actividades políticas, debía cumplir las formalidades
establecidas por la ley de partidos políticos.
El Sr. Eugène, por carta del 25 de septiembre de 1985, respondió que su
adhesión al "pluralismo político, sus convicciones democráticas, su
vocación legalista y su religioso respeto a la Constitución" le prohibían
cumplir las citadas formalidades.[14] 32. A pesar de lo antes dicho, el 7 de noviembre
de 1985, el Sr. Eugène procuró registrar su partido en el Ministerio del
Interior. Una de las razones que
expuso para este cambio de opinión fue que, habiendo solicitado el registro,
podía proceder a viajar a los departamentos y reclutar miembros para su partido.[15] e. Gonaïves 33. A Gonaïves, que ocupa el cuarto lugar entre
las ciudades más grandes de Haití, se la conoce como la "Ciudad de la
Independencia" dado que fue allí donde Jean-Jacques Dessalines proclamó
la independencia de Francia, el 1 de enero de 1804, señalando el fin de la
lucha por la independencia y el comienzo del futuro de Haití como segundo país
independiente en las Américas, después de los Estados Unidos. Gonaïves fue sede, durante dos días, de las manifestaciones
espontáneas de estudiantes que trajeron por resultado, el 28 de noviembre de
1985, la muerte de tres estudiantes secundarios. 34. Según la descripción hecha por periodistas
extranjeros:[16] Ese
día, entre 1.000 y 2.000 residentes de las chabolas de Ratoteau, se lanzaron a
la calle gritando expresiones contra el Gobierno y portando carteles pequeños y
bastos en los que se leía "Abajo con la Miseria", "Abajo con la
Dictadura", "Abajo con la Constitución" y "Viva el Ejército"
- este último en aparente llamado a los militares para que intervinieran en
contra de Duvalier. Al
día siguiente, 28 de noviembre, los estudiantes se manifestaron a las puertas
de la escuela secundaria parroquial de Gonaïves.
Los soldados, aparentemente a las órdenes de un oficial, abrieron fuego
contra ellos. Dos fallecieron por
heridas de balas y un tercero, supuestamente por golpes de culata de rifles.
Se dice que también hubo otro muerto, en otro lugar, en circunstancias
no claras, pero esta muerte no ha sido confirmada. Las
noticias sobre el tiroteo de Gonaïves, emitidas casi de inmediato por Radio
Soleil, encolerizaron a otras comunidades y entre las 24 y las 48 horas
siguientes se produjeron manifestaciones de solidaridad en Peti-Goave, Jeremie,
Jacmel y Les Cayes, todo a lo largo de la parte sur de la península. El
4 de diciembre, la policía asaltó la casa del destacado líder de la oposición,
Hubert De Ronceray, nativo de Petit-Goave y ex ministro de asuntos sociales del
gobierno de Duvalier. De
Ronceray fue arrestado, acusado de poseer documentos subversivos, pero algunos
diplomáticos extranjeros creen que el motivo real puede haber sido el temor a
que estuviera preparando una manifestación en Puerto Príncipe.
Su esposa, Marie Michelle, dijo que los miembros de la policía buscaban
armas.[17] 35. El Gobierno, en un comunicado oficial, lamentó
las muertes ocurridas en Gonaïves y responsabilizó a "agitadores
profesionales" de las manifestaciones.[18]
Los líderes de la oposición y religiosos criticaron lo que denominaron
una "superreacción" del Gobierno y las consiguientes muertes, y
continuaron las manifestaciones durante las semanas siguientes en todo el país,
organizadas, en su mayoría, por estudiantes secundarios.
El 18 de enero de 1986, segundo día de disturbios, los hechos de Gonaïves
registrándose más de 30 heridos que fueron baleados por las fuerzas de
seguridad durante una de las manifestaciones más grandes realizadas contra el
Presidente Duvalier.[19] 36. El 7 de febrero de 1986, cayó el Gobierno de
Jean-Claude Duvalier al exiliarse éste en el extranjero. B. DERECHOS POLÍTICOS
ACORDES CON EL NUEVO SISTEMA LEGAL 37. El artículo 31 de la Constitución de 1987
autoriza expresamente la formación de partidos políticos, permitiéndoles
funcionar siempre que respeten “los principios de la soberanía nacional y
democrática”.[20]
La determinación de “las condiciones para su conocimiento y
funcionamiento, y las ventajas y privilegios que se les concedan” deben ser
prescritos por ley.[21] a. Antecedentes
de la Ley que Regula la 38. El Teniente General Namphy, que asumió el
poder el 7 de febrero de 1986, informó ese día al pueblo haitiano que el Ejército
había intervenido porque el país se encontraba “al borde del abismo”,
amenazado tanto por un “ataque a la integridad de la nación como por el
terrible espectro de la guerra civil”.[22]
El 10 de febrero de 1986, el Teniente General Namphy prometió que se
celebrarían elecciones constitucionales para elegir libremente, por primera vez,
el poder legislativo y que después habría elecciones presidenciales por
sufragio universal.[23] 39. Ya en febrero de 1986, varios políticos
haitianos se declararon candidatos para cualquier elección presidencial, a
pesar de no haberse decretado aún la ley que regularía la formación de los
partidos políticos. A comienzos de
marzo, más de 20 políticos, en su mayoría con amplios antecedentes
duvalieristas, habían anunciado sus candidaturas a la presidencia del país,
aunque el CNG no había anunciado aún la fecha de las elecciones.[24]
Además, tampoco existía la infraestructura legal. 40. El sistema legal, tal cual existía, era un
vestigio de la era Duvalier y no se contaba con un poder legislativo cuyas leyes
pudiera considerarse que reflejaban la voluntad del pueblo. Todo el poder se encontraba en manos del CNG que, de modo
unilateral, determinaba el período de su mandato y lo prolongaba desde la
intención original de conducir sencillamente al país a las elecciones, hasta
mantenerse en el poder por el lapso de dos años, atribuyéndose además la
autoridad de determinar cómo sería elaborada la constitución y de conducir
todos los aspectos de los asuntos nacionales e internacionales. 41. A comienzos de junio de 1986, cinco días
consecutivos de disturbios pusieron a Haití, según palabras del Teniente
General Namphy, al “borde de la anarquía” y “de la guerra civil”.[25]
Los manifestantes pedían que el CNG cesara a uno de sus miembros, el
Coronel Williams Regala, así como al Ministro de Finanzas, Leslie Latour, y al
Viceministro de Información, Aubelin Jolicouer.
En un intento de apaciguar los ánimos, el 8 de junio de 1986, el
Teniente General Namphy anunció que entregaría el poder a un gobierno
“electo libremente” en el segundo aniversario de la caída de Duvalier, es
decir, el 7 de febrero de 1988. 42. El cronograma electoral fijado por el
Teniente General Namphy es como sigue:[26] CRONOGRAMA DE ELECCIONES
43.
El 30 de julio de 1986, el CNG emitió un decreto sobre la formación de
los partidos políticos. b.
El Decreto Regulador de la Organización
44.
De acuerdo con este decreto, para ser miembro fundador de un partido político
debían cumplirse los siguientes requisitos establecidos en el Artículo 5: 1.
Ser haitiano de origen y no haber renunciado jamás a la nacionalidad; 2.
Tener al menos 18 años de edad; 3.
Tener pleno ejercicio de los derechos civiles y políticos; 4.
Tener el domicilio en Haití y residir en él. Los
haitianos nacionalizados no eran considerados haitianos “de origen” y, en
consecuencia, no podían crear un partido político. 45. Para establecer un partido político habían
que registrarlo en el Ministerio de Justicia dentro de los treinta días de
creado, presentando el documento de formación del partido y los nombres de al
menos veinte miembros fundadores. También
se exigía, según el decreto, el suministro de información sobre las metas y
la ideología del partido y un estatuto detallado para indicar cómo funcionaría
el partido y otros datos sobre sus representantes y sede oficiales. 46. Correspondía
al Ministro de Justicia responder a la solicitud de registro dentro de los 30 días
de sometidos estos documentos. Si
la decisión era favorable, el Ministro informaba al representante oficial que
el partido quedaba autorizado a funcionar “provisionalmente”, momento en el
cual podía propagar su ideología y reclutar miembros.
Si la solicitud era rechazada, el Ministro de Justicia debía exponer las
razones, pero el decreto no especificaba qué clases de partidos políticos no
podían formarse. 47. A fin de lograr “reconocimiento legal”,
el partido creado provisionalmente debía presentar al Ministro de Justicia,
dentro de los primeros seis meses, evidencia de que el partido tenía al menos
5.000 afiliados. El Ministro de
Justicia debía decidir entonces, dentro de los 30 días, acerca del
reconocimiento legal. En el caso de
la decisión fuera negativa, los organizadores del partido podían apelar la
decisión en los tribunales. 48. El partido legalmente establecido tenía la
obligación de publica su programa y los nombres de sus organizadores y líderes
en un diario y podía presentar candidatos a cargos públicos de acuerdo con la
Ley electoral que debía decretarse en marzo de 1987.
Durante la campaña, los candidatos tenían derecho a un total de 2 horas
gratis de exposición en televisión y radio, a ser divididas en anuncios políticos
de entre 5 y 15 minutos de duración. La
ley también limitaba la cantidad de dinero que podían recibir los partidos políticos
de cualquier fuente política o internacional. 49. Las primeras elecciones después de la huida
de Jean-Claude Duvalier, se celebraron el 19 de octubre de 1986 para elegir 41
de los 61 miembros de la Asamblea Constituyente, uno por cada distrito, pero la
participación fue escasa. Los
otros 20 miembros restantes fueron nombrados directamente por el CNG. 50. El 30 de octubre de 1986, antiguos seguidores
de Duvalier anunciaron la creación de un partido político que se conocería
con el nombre de Partido de Reconciliación Nacional (PREN).
La reacción a este anuncio fue la irrupción de disturbios por varios días,
a comienzos de noviembre, que culminaron con la solicitud de la abolición del
CNG. El Teniente General Namphy,
ante la magnitud de estas manifestaciones estimadas en unas 50.000 personas, se
dirigió al pueblo por radio y televisión desde el Palacio Nacional y, por
primera vez, repudió el Duvalierismo. Dijo
que el CNG procuraba poner fin a “las prácticas arbitrarias y represivas del
pasado” y eliminar “de una vez por todas, el terrible espectro del Macutismo”.[28]
En cuanto concierne a la posibilidad del retorno político de los
duvalieristas, el Teniente General Namphy expresó que el CNG y el Ejército no
permitirían “el retorno al país de la plaga totalitaria y sangrienta”.[29]
Como conscuencia del ambiente caldeado, el partido neo-duvalierista dcidió
disolverse el 12 de noviembre de 1987, poco tiempo después de creado.[30] 51. La Comisión, durante su visita a Haití en
enero de 1987, recibió quejas de los líderes políticos referentes a que el
CNG no había consultado los términos de este decreto ni con los partidos políticos
ni con el pueblo. Los líderes de
la oposición a Duvalier adujeron que el intento del CNG de gobernar por decreto,
aún antes de adoptarse la Constitución, lo habían convertido en un gobierno
autoritario, con tendencias dictatoriales.
Dada la falta de disposición de muchos líderes políticos de someter la
formación y constitución de sus partidos al escrutinio gubernamental, son
pocos los que han cumplido los requisitos de esta ley. 52. El trabajo de preparación de la Constitución
de 1987, pronto opacó la ley de partidos políticos y, finalmente, se hizo caso
omiso de ella. Continuaron creándose
partidos políticos y, según el Instituto Nacional Democrático para Asuntos
Internacionales, con sede en los Estados Unidos, que durante los 21 meses que
mediaron entre la partida de Jean-Claude Duvalier y las elecciones del 29 de
noviembre de 1987 auspició seminarios para políticos haitianos sobre “creación
de instituciones” y “creación de partidos en una democracia tradicional”,
han surgido “más de 70” partidos políticos.[31] c. Antecedentes
de la Creación del 53. Irónicamente,
Jean-Claude Duvalier quería ser el fundador de la democracia política en Haití.
El 22 de septiembre de 1979, declaró: Me
gustaría comparecer ante el tribunal de la historia como aquel que fundó, de
manera irreversible, la democracia en Haití. Muchos
haitianos dieron por sentado que estas palabras eran el punto de partida del
proceso de democratización. 54. Jean-Claude Duvalier dijo que la liberalización
y democratización políticas se habían convertido en normas establecidas de
sus políticas. Es evidente que
Jean-Claude Duvalier entendía por “democratización” algo distinto de lo
que el término significa corrientemente. En
una rara entrevista concedida en 1983, expresó: En
los próximos cuatro meses (febrero
de 1984), se celebrarán elecciones honestas y libres en los nueve departamentos
del país. Pero no podemos tener
una democracia como la de Francia o los Estados Unidos. Si tuviéramos ese sistema, tendríamos una situación
catastrófica porque casi el 80% de nuestro pueblo es analfabeto. La gente puede ser influenciada en un sentido o en otro.
Nosotros necesitamos una democracia acorde con nuestra personalidad como
pueblo y con nuestra realidad histórica y económica.[32] 55. En un discurso pronunciado el 22 de
septiembre de 1983, en el 26° Aniversario del "Duvalierismo",
Jean-Claude Duvalier, anunció que se celebrarían en Haití elecciones
legislativas "totalmente libres, honestas e imparciales".
Dichas elecciones se realizaron el 12 de febrero de 1984. De los 309 candidatos a los 59 escaños de la Cámara
Legislativa, no se permitió la participación de ningún candidato de la
oposición (es decir, duvalierista). 56. Por ejemplo, el reverendo Sylvio Claude fue
detenido el 9 de octubre de 1983, con miembros de su partido, y se lo mantuvo
incomunicado por sexta vez en cinco años.
A su detención siguió el anuncio de que su partido, de cinco años de
vida, tenía la intención de participar en las elecciones de 1984.
El precio de la participación política durante el período de "democratización"
del Presidente Vitalicio Jean-Claude Duvalier queda mejor descrito en las
palabras del propio reverendo: El
27 de enero, se cumplirán cinco años desde el día en que declaré mi
candidatura a las elecciones del 11 de febrero de 1979.
Se cumplirán cinco años desde que comencé a participar abiertamente en
la difícil y peligrosa lucha por la libertad de todos los haitianos, sin
perjuicio de su condición social, sus opiniones políticas o sus ideologías.
Me he dedicado de lleno a esta lucha, arriesgando mi propia vida y la de
mi familia, para que los haitianos pudieran librarse de la opresión y para que
pudiera establecerse una verdadera democracia de una vez por todas. Desde
entonces, he creído que el mejor curso de acción para convertir ese sueño en
realidad sería crear una organización política opuesta al régimen que
gobierna. Sus filas deberían estar
integradas por todos los demócratas haitianos, nacionalistas, que se encuentren
tanto en el país como fuera de él. Yo fundé una organización el 5 de octubre de 1978 para
crear un bloque monolítico de luchar determinada y efectiva contra el régimen
de Duvalier. A pesar de los grandes
esfuerzos realizados por el régimen para aplastarlo, el partido sigue firme.
No obstante, hemos encontrado tanta apatía y falta de comprensión entre
los miembros de la oposición haitiana tradicional que podía haberme
desalentado con facilidad si no hubiera estado convencido de que el Todopoderoso
me había escogido para llevar a cabo esta difícil y sensible tarea. A
despecho de los problemas, desde el comienzo de esta lucha, mi familia y yo, así
como algunos miembros del Partido, nos hemos dedicado a la causa por completo,
de modo de ganar la confianza de cada uno y todos los individuos y demostrar la
seriedad y sinceridad de nuestro compromiso.
Creo que todos conocen los peligros a que nos exponemos.
Personalmente, mi vida se ha visto amenazada, primero, porque he osado
oponerme a este régimen totalitario que no tolera oposición alguna, ya sea
legal o ilegal, y rechazar todo intento de corromperme o de reclutarme, como han
hecho con tantos otros, hasta con quienes integraban las filas de la misma
oposición; y segundo, y lo que es más importante, porque me he negado a
abandonar el país. No necesito
mencionar las veces que miembros del partido, miembros de mi familia y yo mismo,
hemos sido arrestados durante estos cinco años, ni la tortura y el abuso que
acompañaron a esos arrestos. Sin
embargo, quiero relatarles el arresto del 9 de octubre, que considero el más
brutal de todos los que me han impuesto. El
9 de septiembre, cuando llegó una caravana de unos diez vehículos, conducidos
por agentes de la policía política, su intención no era arrestarme sino poner
fin a mi vida amparados por la oscuridad de la noche.
Tenían la intención de poner fin, de una vez por todas, al "fenómeno
Sylvio Claude", para citar las palabras exactas del Coronel Albert Pierre
quien, como dijo, había venido en personal con ese propósito.
Mi cabeza tenía precio, y se había destinado una pequeña fortuna para
quien pudiera informar acerca de mi paradero.
Afortunadamente, mi Protector velaba por mí. Un miliciano había informado al sargento de Bon Repo -una
pequeña comunidad a unos veinte kilómetros de la capital- que podrían
encontrarme en mi granja, donde llevo seis años criando cabras.
Pero intervino el Todopoderoso y no permitió que el sargento alertara a
su comandante. El
sargento, acompañado de cuatro Voluntarios de la Seguridad Nacional, de Bon
Repo, corrientemente conocidos como Tontons Macoutes, me arrestó el
domingo 9 de octubre de 1983, cerca de las nueve de la mañana.
Con las dos muñecas unidas a mis espaldas, sufrí amargamente de 9 de la
mañana a nueve de la noche. El
poderoso hombre de confianza de Duvalier, el Coronel Albert Pierre, a quien se
le había comunicado mi arresto por teléfono, llegó rápidamente a la comisaría
de Bon Repo para ponerme bajo su custodia.
Reprendió al sargento por no haberlo informado de mi presencia en este
sitio recóndito donde, dijo, hubiera tenido una oportunidad ideal de poner fin
a lo que denominó el "fenómeno Sylvio Claude". Entonces,
para ocultar mi arresto al público, me amordazó con una naranja y una tira de
tela, y me cubrió el rostro con una saca que ató cuidadosamente a mi pelvis.
Me tiró en el maletero de un coche, como si fuera un bulto, y cerró la
tapa intencionalmente, me condujeron a Croix-des-Bouquets (a unos doce kilómetros
de Puerto Príncipe). Tras pasar
unas cuatro horas en una pequeña celda, atado tal cual estaba cuando partimos
de la comisaría de Bon Repo, astutamente elaboré una estrategia para evitar la
paliza que mis torturados me tenían preparada.
Les hice creer que podrían cumplir el sueño que tenían desde hacía
cinco años: expulsarme de Haití.
Los persuadí, con facilidad, de que condujeran a Casernes Dessalines.
Una vea allí, como a las 9 de la noche, me comunicaron la decisión
definitiva del Gobierno: "Si
quiere vivir, deberá abandonar el país. Esta
es su última oportunidad; de lo contrario, no saldrá con vida". Es
innecesario describir el pánico que me sobrecogió, después de haber sufrido
terriblemente durante doce horas. En lugar de obtener mejores condiciones, me encontraba ante
una elección a la que, de todos modos, debía responder. Simulé
acceder a la propuesta de estos hombres que decían tener mucha prisa.
Les informé que había tenido la intención de ir a los Estados Unidos y
que, en consecuencia, se había solicitado un visado, en mi nombre, de la
Embajada estadounidense. Fue
entonces cuando mejoraron las condiciones de mi encierro.
Catorce días después, el jueves 13 de octubre, me hallé frente al
Agregado Político y al Cónsul de la Embajada de los Estados Unidos, que se
encontraban allí para convencerme de que abandonara Haití.
Tuve que obrar como un total estrategia para frustrar sus planes, aunque
sólo fuera temporalmente. El
Agregado Político, habiéndome entendido muy bien y siendo un buen diplomático,
rápidamente invocó la ley estadounidense, diciéndole al Coronel Albert Pierre
ya al Teniente Coronel Emmanuel Orcel, que se pondría en comunicación con el
Departamento de Estado para averiguar si yo cualificaba para obtener un visado.
Quince días más tarde, el Coronel, más determinado que nunca, me llamó
para informarme que no había recibido respuesta alguna del Departamento de
Estado y que el Gobierno no podía esperar más tiempo.
También me dijo que los Embajadores de Francia y de Alemania Occidental
habían expresado su deseo de verme. El
4 de noviembre, me visitó el Embajador de la República Federal de Alemania, en
compañía del Secretario del Interior, Sr. Roger Lafontant, pero no de mi mujer
y mi hija. Le expresé claramente
al Embajador que la decisión que debía tomar era de la mayor importancia y que
afectaría la vida de todos los miembros de mi familia, por lo cual tendría que
tomarla junto con mi esposa y mi hija Jocelyn.
El Embajador aceptó. Finalmente
llegó el día de la decisión, el día que más cerca estuve de la muerte. Era un lunes, 14 de noviembre.
Me reuní con el Coronel Albert Pierre, el Teniente Coronel Emmanuel
Orcel, el Embajador me preguntó: "Sr.
Claude, qué puedo hacer por usted?", a lo que yo respondí:
"Sr. Embajador, antes de explicarle mi trágica decisión, debo
llamar su atención al hecho de que no fui yo quien personalmente, de mi
propia iniciativa, pidiera verlo. Desde
que me trajeron a Casernes Dessalines, me enteré de que tanto usted como el
Embajador de Francia querían verme. De
modo que sólo estoy respondiendo a su invitación.
Yo había pensado viajar a los Estados Unidos para aprender Inglés
cuando supuestamente era un hombre libre. Al
llegar aquí, después de haber sido arrestado el 9 de octubre, me hicieron una
oferta, una situación de ‘lo toma o lo deja’.
La oferta consistió en lo siguiente: ‘O se va del país o no sale de
aquí con vida. Esta es su última
oportunidad’. "Yo,
como todos los hombres, quiero vivir, dado que la vida es dulce -a menos que sea
el día que Dios haya dispuesto que hay que dejar este mundo, en cuyo caso la
decisión debe aceptarse, nos guste o no-.
Ante semejante elección, Sr. Embajador, comprenderá usted por qué
escogí irme, con la condición de que me dejarían un tiempo en libertad para
arreglar mis asuntos antes de partir. Esa
fue mi decisión, y todavía está en pie. Cuando
originalmente tomé, la decisión de viajar, no me forzaron a hacerlo.
No, me fuerzan a partir ahora, amenazándome con perder la vida si me
quedo aquí. Si esto último es voluntad del Señor, que así sea.
Si me es imposible recuperar la libertad que perdí hace más de tres años
-a pesar de haber sido perdonado por el Jefe de Estado-, que se cumpla la
voluntad de Dios, porque cuando el alma recibe el llamado no puede escapar a la
voluntad divina, no importa adónde vaya. Sr.
Embajador, le agradezco todos los esfuerzos hechos por ayudarme a recuperar la
libertad. También le ruego que
agradezca a su Gobierno los esfuerzos hechos por liberarme.
Desafortunadamente, esa libertad me ha sido negada hasta hoy.
Más aún, lo pero está por venir". Inmediatamente
después de mi declaración y de haber partido el Embajador, me condujeron a la
sala de torturas mientras mi esposa y mi hija, bajo grandes presiones, quedaban
detenidas. Las detuvieron durante
cinco horas. Por orden del Coronel
Albert Pierre, que se encontraba presente, dos torturadores me levantaron (en créole:
"djake", una forma de tortura común en las prisiones haitianas,
donde el prisionero queda suspendido para que lo golpeen hasta hacerlo papilla)
y comenzaron a darme una paliza que sólo terminó cuando perdí el conocimiento.
Durante la noche volví a desvanecerme y el guardia de turno tenía
dificultad en encontrar un médico; creyó que yo estaba agonizante.
El 24 de diciembre, todavía adolorido, me llevaron a mi casa fuertemente
vigilado. Guardaban la casa tres
soldados guardia al frente de ella de manera que no pudiera escapar.
Supe, después, que el Gobierno haitiano había asegurado al Gobierno de
los Estados Unidos que me dejarían en libertad para poder participar en las
elecciones legislativas que se celebrarían el 12 de febrero de 1984.[33] [ Índice | Anterior | Próximo ]
[1].
El Artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
dispone: 1.
Todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y
oportunidades: a.
de participar en la dirección de los asuntos públicos, directamente
o por medio de representantes libremente elegidos; b.
de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas,
realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice
la libre expresión de la voluntad de los electores, y c.
de tener acceso, en condiciones generales de igualdad, a las
funciones públicas de su país. 2.
La ley puede reglamentar el ejercicio de los derechos y oportunidades
a que se refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad,
nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o
condena, por juez competente, en proceso penal.
[2].
Véanse, por ejemplo, el Preámbulo de la Carta de la OEA, el Artículo
3 (d) de la Carta, el Artículo XX de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre y el Preámbulo de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos.
[3].
Véase, OEA Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones
Exteriores, Actas y Documentos, Santiago de Chile, 12-18 agosto 1959.
(1961).
[4].
La expresión más reciente se encuentra en la Resolución adoptada
el 15 de noviembre de 1986, AG/RES, 835 (XVI-0/86).
[5].
AG/RES, 837 (XVI-0/86)
[6].
Esta “Declaración Conjunta de los Líderes de la Oposición”, en
Haití, estaba firmada por Sylvio Claude, Hubert De Roceray y Alexandre Le
Rouge, y leía: “Exigimos del
Gobierno de la República: a)
Que sea modificada la constitución del 27 de agosto de 1983 y
abolida la presidencia; b)
Que la ley sobre la organización de los partidos políticos sea
sometida a la consideración de los líderes de la oposición;
c) Que se decrete la ley electoral y se declare la celebración
de elecciones generales en todo el territorio nacional.
[7].
Véase el texto completo en: Le
Petit Samedi Soir, abril 27-3, 1985.
[8].
Inferno: “Hubert
De Ronceray lance un appel a l'unité de l'Opposition”.
Vol. II, N° 15, 1-15, julio, 1985.
[9].
Le Nouveau Monde, junio 18, 1985.
[10].
Los cinco líderes son: Hubert
De Ronceray, Sylvio Claude, Grégoire Eugène, Constante Pognon (que formó
un partido llamado PADRANA en junio de 1981) y Alexandre Lerouge (ex
diputado or Cap Haitien).
[11].
Los referendos no son inusuales en Haití.
En 1964, François Duvalier solicitó al pueblo que confirmara la
adopción de la presidencia vitalicia y el Gobierno declaró que había
habido 2.800.000 votos a favor y 3.232 en contra.
En 1971 se llamó a referendo para aprobar la sucesión de
Jean-Claude Duvalier. Según el
Gobierno, los votos a favor fueron 2.391.916 y ninguno en contra.
[12].
“Fraud is charched in Haitian voting”, Joseph B. Treaster, New
York Times, julio 23, 1985.
[13].
Grégoire Eugène: Le
Miracle est Possible (Un Plaidoyer pour Le Développement), 1985
[14].
Cartas publicadas en el Haití Observateur, octubre, 1985.
[15].
Le Petit Samedi Soir: “Le
Leader Grégoire Eugène aprés la demande d'enregistrement de son parti,
fait des déclarations pertinentes au Petit Samedi Soir”, noviembre 16-22,
1985.
[16].
Véase Alfonso Chardy: “Unrest
subsides in Haiti but tension hasn't ended”, Miami Herald,
diciembre 16, 1985.
[17].
De Ronceray fue puesto en libertad en enero de 1986.
[18].
Comunicado de Jean-Marie Chanoine, Secretario de Estado, Ministerio
del Interior y Defensa Nacional, noviembre 28, 1985.
[19].
“Three Dead as Haitians Protest Anew”, Phil Davison, The
Washington Post, enero 28, 1986.
[20].
Artículo 31-1 de la Constitución de 1987.
[21].
Id.
[22].
FBIS, febrero 10, 1986.
[23].
FBIS, febrero 11, 1986. El
13 de febrero de 1986, el líder de la oposición Sylvio Claude declaró que
la mayoría de los miembros del nuevo gabinete era duvalierista o ex
ministro de Duvalier, manifestando que el CNG debía nombrar, en el plazo de
un mes, un gobierno provisional integrado por representantes de todos los
partidos de la oposición y solicitando la reinstitución de la Constitución
de 1987.
[24].
Franck Romain, alcalde de Puerto Príncipe y amigo personal de François
y Jean-Claude Duvalier. Véase:
FBIS, de febrero 18, 1986 y de marzo 5, 1986.
[25].
FBIS, junio 6, 1986.
[26].
Fuente: Comunicado de
Prensa de la Embajada de Haití en Washington, D.C., de 10 de junio de 1986.
[27].
La ley apareció en la edición de fin de semana de Le Nouvelliste,
agosto 2-3, 1986.
[28].
FBIS, noviembre 13, 1986.
[29].
Id.
[30].
FBIS, noviembre 13, 1986.
[31].
NDIIA: Haiti,
Presidential/Legislative Elections Report of the NDI International Observer
Delegation, Noviembre 29, 1987.
[32].
“Democracy could be 'Very Catastrophic' for Haiti”, U.S. News and
World Report, p. 44, octubre 31, 1983.
[33].
De los archivos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. |